El aprendizaje de los
colores es un proceso con tres fases diferenciadas:
1. Al principio el niño percibe los colores, pero no los distingue.
2. Después distingue los colores y reconoce que son diferentes
3. Finalmente es capaz de comparar y relacionar dos o más objetos con una misma propiedad, el color. (El plato azul y el vaso azul).
Para enseñarle los colores conviene comenzar a hacerlo de uno en uno, de forma progresiva y lógica, empezando por los primarios (azul, rojo y amarillo). El siguiente paso será asimilar los conceptos de claro y oscuro y más adelante los colores secundarios que los conseguimos con la mezcla de los primarios. Poco a poco irá distinguiendo los colores, a medida que también se va desarrollando su lenguaje. Aunque si tarda en adquirir esta habilidad no hay que obsesionarse. Es preferible que el aprendizaje sea progresivo y natural no un curso intensivo.
1. Al principio el niño percibe los colores, pero no los distingue.
2. Después distingue los colores y reconoce que son diferentes
3. Finalmente es capaz de comparar y relacionar dos o más objetos con una misma propiedad, el color. (El plato azul y el vaso azul).
Para enseñarle los colores conviene comenzar a hacerlo de uno en uno, de forma progresiva y lógica, empezando por los primarios (azul, rojo y amarillo). El siguiente paso será asimilar los conceptos de claro y oscuro y más adelante los colores secundarios que los conseguimos con la mezcla de los primarios. Poco a poco irá distinguiendo los colores, a medida que también se va desarrollando su lenguaje. Aunque si tarda en adquirir esta habilidad no hay que obsesionarse. Es preferible que el aprendizaje sea progresivo y natural no un curso intensivo.